SITGES 2010: CONFESSIONS

“Una rajada de bisturí en el estómago”, así se ha llegado a calificar a la nueva película del realizador japonés Tetsuya Nakashima, que está siendo una de las grandes sorpresas de la sección oficial de este año.

Lo cierto es que ninguna otra expresión podría definirla mejor. Estamos ante una película pretendidamente fría, psicológicamente cruel y que sin duda hará que salgáis del cine con la sensación de que se os han contado muchas cosas, de que se han abierto muchos temas de debate.

La película comienza con el extenso monólogo de una profesora ante una clase de secundaría descontrolada y que no parece darle la menor importancia. Hasta que se produce la primera (de las muchas) confesiones que dan título a la película. Su hija de 4 años murió asesinada por dos de sus alumnos. Ella sabe quienes son, y se dispone a articular su venganza. Va a enseñar a los culpables a apreciar el valor de la vida.

A partir de esta premisa, y con una estructura irregular articulada en distintas voces en off, se nos va construyendo la historia de un atroz crimen y sus brutales consecuencias. Una historia tan plagada de confesiones como de falsedades, ya que como dice su director, “toda confesión oculta una mentira”, dándole al espectador la oportunidad y la obligación de ir desgranando la historia poco a poco. Un guión que es una pieza de orfebrería pura, y que te arrastra hasta hacerte partícipe del horror y la crueldad de los hechos relatados.

A nivel formal se trata de una película donde predominan no casualmente los colores fríos, azulados. Para alguien que no esté acostumbrado al montaje sincopado, a veces videoclipero, de muchos realizadores japoneses (tanto de animación como de imagen real) puede resultarle una puesta en escena excesiva, con uso y abuso de la música, la cámara lenta y demás recursos expresivos. A los amantes del tono realista –casi documental- con el que Gus Van Sant se aproximó al tema de la violencia en las aulas en “Elephant” sin duda la puesta en escena de Nakashima les resultará excesivamente efectista.

Pero si no nos dejamos llevar por la forma y vamos al contenido, encontraremos en “Confessions” una fuente inagotable de temas a los que el director se aproxima sin posicionarse. No hay victimas ni culpables, sólo circunstancias y actos de todo tipo, con sus consecuencias. Nakashima no cae en el maniqueísmo presentando a los adultos como víctimas y los adolescentes como verdugos. Todos los personajes de la película son a su vez inocentes y culpables. La conclusión que yo he sacado de esta película es que el germen del mal yace en todos y cada uno de nosotros, independientemente de si su causa es el dolor, la pérdida, el abandono o la simple apatía.

Su grandilocuencia formal y la polémica de los temas tratados, han llevado a la película a disfrutar de un enorme éxito en Japón, hasta el mundo de que ha sido escogida como candidata a los Oscars del próximo año. Confiemos en que el buen hacer de Nakashima sea recompensado con la proyección internacional que, sin duda, esta película merece.
Lo mejor:

-Que el director no se posicione, que tengamos que esforzarnos, que no se subestime la inteligencia del espectador.
-La banda sonora, importantísima en algunas escenas, especialmente en el caso del tema “Last Flowers” de Radiohead.
-Las interpretaciones de todos y cada uno de los protagonistas, especialmente de los adolescentes (muchos de ellos sin experiencia interpretativa previa).
-Que la película no resulta, ni de lejos, predecible.

Lo peor:

-El ritmo irregular, junto con los constantes giros de guión, pueden llegar a desesperar.
-El efectismo visual, que a veces te descontextualiza y puede resultar artificioso para los estándares del cine occidental.

-Quien busque en esta película el próximo “Battle Royale”, o lar orgías sangrientas de otras películas de género laureadas como “Audition”, saldrá decepcionado.

 

Nota: 8/10

Merche Moreno Barbero
para
www.cineactual.net