SITGES 2010: BLACK DEATH

Adoro a Sean Bean, y se de buena tinta que rara vez se involucra en un proyecto que no sea, cuanto menos, interesante. Por eso no dudé en incluir “Black Death” como uno de mis “must see” del Festival de Sitges de este año. Si a esto le añadimos que podría ser un soplo de aire fresco para el género de la espada y brujería, que tan pocas sorpresas gratas nos estaba deparando últimamente…podríamos concluir en que mis expectativas en cuanto a esta película eran bastante altas.

Es por eso que el fantasma de la decepción planeó sobre mi cabeza en todo momento, materializándose finalmente tras el visionado. No quiero decir que “Black Death” sea una mala película, que no lo es. De hecho, es bastante interesante. Pero es engañosa, y no da lo que promete. Y eso, como espectador, molesta.

Black Death está ambientada en una oscurísima europa medieval azotada por la peste negra -o peste bubónica- (que recordemos que se llevó por delante la friolera del 40% de la población europea del s. XIV). El protagonista de la película es un joven novicio (Eddie Redmayne) que se debate entre su fe y el amor de una joven, y que se ofrecerá como guía de un grupo de mercenarios enviados por el Obispo a investigar un extraño pueblo que, misteriosamente, no ha sido infectado por la plaga, con la sospecha de que en él habita un nigromante y se practica magia negra.

Una de las principales características de “Black Death” es su pretendida crudeza y realismo, mostrándonos sin pudores la violencia de una época convulsa y marcada por los fanatismos religiosos. De hecho, la película constituye una especie de alegato en contra del fanatismo de la fe, que a menudo convierte a los seres humanos en salvajes y se cuestiona la moralidad de aquellos que dicen ser “hombres de Dios”.

A pesar de estar cargada de buenas intenciones, la segunda mitad de la película cae por su propio peso. Una vez puestas las cartas sobre la mesa se acabó el misterio, se acabó la trama que hacía esta película interesante, y ni las soberbias interpretaciones de los protagonistas pueden hacer nada por remontar la película.

En el plano formal la película es más correcta, aunque en más de una ocasión se abusa de los planos “cámara en mano”. La ambientación es oscura, sucia, muy acorde con la realidad que está siendo relatada. En las secuencias iniciales casi se puede olisquear la putrefacción de las calles asoladas de cadáveres. En general todo resulta bastante realista y sin efectismo, algo que sin duda juega a favor de la película pues la crudeza es una de sus principales bazas de cara a diferenciarse de otras propuestas de género.

Las interpretaciones cumplen, especialmente la del joven Eddie Redmayne, que gracias a papeles como este y su reciente aparición en la miniserie “Los Pilares de la Tierra” se está haciendo habitual verle vestido de época. Por otro lado tenemos al señor Bean, que parece haber nacido para interpretar este tipo de papeles, y al que personalmente estoy deseando ver como Lord Eddard Stark en la serie “Juego de Tronos” (HBO, 2011, en producción).

En definitiva, “Black Death” es una propuesta interesante que merece un visionado, pero que no es, ni de lejos, ni tan innovadora ni tan profunda ni tan interesante como nos han hecho creer que es.

Lo mejor:

La crudeza con la que se retrata la europa del siglo XIV. Soy bastante partidaria de retratar el medievo con realismo y huir de las estilizaciones a las que nos tiene acostumbrado el género (esas princesas perfectamente maquilladas en una época donde la higiene brillaba por su ausencia incluso entre los ricos…cof cof)

Sean Bean. Siempre merece la pena. Siempre.

Lo peor:

-El desarrollo de la trama, que se queda en algo bastante simplón en comparación con las expectativas generadas tanto en el trailer como en la promoción previa de la película.

Nota: 6/10

Merche Moreno Barbero
para
www.cineactual.net